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Respuesta a Carta al Mercurio por el p. Rodrigo Miranda





Deconstruyendo leyendas rosas


Cualquier análisis científico podrá descubrir en “la forma y el contenido” de la carta al director, arte y critica del 14/03/2021, las características propias de la personalidad autoritaria (cfr. T. Adorno), la “Voluntad de poder” (cfr. F. Nietzsche), la discriminación del divergente (cfr. Folie et déraison, M. Foucault), la proyección contra la tradición y el patrimonio (cf. tesis de Freud y Lacan).

La hipersensibilidad y el victimismo se manifiesta en las expresiones: “gran impresión, opiniones sorprendentes, y atemorizantes, aseveraciones tan graves”, de la epístola en cuestión. Como esta frágil condición no resiste ningún tipo de discrepancia, se trata de manipular emotivamente e, invocar instrumentos extra académicos para “controlar” al disidente.

Corroboramos, además, la presencia del síndrome de paranoia conspirativa y ensimismamiento en la realidad utópica del “mundo feliz” de A. Huxley, con “Blender” o mezcla de la virtualidad (cfr. simulacro de J. Baudrillard), que impone una realidad solo sostenida por los aparatos del nuevo estado (cfr. L. Althusser).

Junto con los argumentos falaces, se invoca a una especie de informal ministerio de la verdad y policía del pensamiento, que actúa por medio del incontrolado y parcial, pero, infalible fact-checking de la pop culture de la cancelación, las sagradas escrituras de Wikipedia, y demás “medidores de verdad”. Se atribuyen el derecho de cancelar y demonizar lo que no esté de acuerdo a este credo.

Los secuaces de estos nuevos aparatos supraestructurales, con osada pretensión se arrogan el derecho de determinar que es información y desinformación, que opinión es legítima o no, que critica es válida o no. Es más, se pretende determinar que es ético o no en la construcción del bien común, llegando a advertir inquisitoriamente al editor para que sea más estricto en el “control” de las publicaciones y, solo acepte las de ellos. Para estos próceres de la “tolerancia y la diversidad”, solo valen, el “pensamiento débil” (cfr. G. Vattimo) y los nuevos paradigmas (cfr. T. Kuhn).

Las ideas de la carta manifiestan una mentalidad de progreso lineal que solo acepta lo nuevo porque es siempre, “per se”, mejor que lo antiguo y se posiciona como verdad única y legitima. Solo admiten lo pretérito (colonial, originario, extra continental), cuando sirve para la retórica pseudo intelectual y emotiva, con tintes políticos de posverdad.

Sembrando cizaña, se habla de una “imposición” de reglas absolutas de un proyecto totalitario y antidemocratico no acorde a la “nueva normalidad”.

Al mismo tiempo, nos obligan a aceptar sin cuestionamiento la verdad revelada de las nuevas reglas y dogmas absolutos del nuevo culto o religión, que determina que es el arte, la cultura y la vida humana.

Quien es inconsciente a la existencia de un oficialismo postmoderno o “establishment” cultural infranqueable, demuestra la crasa ignorancia sobre el mecanismo del arte contemporáneo actual, los monopolios del mercado del arte, y la única tipología académica permitida por la maquina inquisidora de línea Frankfurtiana, etc. O bien, coopera como pieza útil en esta aparto represivo del divergente.No se “pretende” levantar un proyecto, ya hace décadas que viene funcionando solapadamente en diversas esferas de la cultura y la vida humana (cfr. A. Gramsci, S. Alinsky, y escuela de Frankfurt).

Evidentemente, la seriedad que amerita el tema cultural, no acepta una “simple búsqueda” en la biblia enciclopédica de Wikipedia. Para quien procede habitualmente de modo superficial, el trabajo científico es muy arduo como para verificar (fact-checking) la verdad de los hechos en sus fuentes.

Pero nosotros, apliquemos brevemente un fact-checking y verificación lógica a los datos lanzados frívolamente.

Por ejemplo, según las crónicas del tiempo e investigaciones científicas (cfr. Anales de la biblioteca del Museo del Louvre, ultima sede de la Academia), entre 1792-93 se realizó una completa refundación del personal académico, admitiendo solo los partidarios de la política revolucionaria (cfr. Vitet, Etude historique, 1861). Los elementos extra artísticos dominan la escena y determinan “las nuevas reglas” (cfr. Academie des Beaux-Arts, proces Verbaux 1816-1901). La convención constitucional realizo una violenta represión y supresión de los detractores (cfr. Archives Nationales, series F21, 1-261). El cambio de la normativa académica fue paulatino, pero sistemático y siempre en la pendiente política extra artística del “Nouveau Régime”.

Es anticientífica la homologación entre las circunstancias y pensamiento de J.L. David, G. Courbet con W. Bouguereau o R. Matte, (artista chilena). La leyenda hippie de los “Refuses” es inviable bajo el análisis de la ayuda recibida de parte de los académicos (cfr. J. Meissonier 1861 y 1874) a quienes luego les socavaron sus plazas académicas. Recordemos que fue Napoleón III quien apoyo a estos “rebeldes”, más o menos como son financiados actualmente por el Silicon Valley. Un extenso cuerpo bibliográfico da noticia de la disparidad de ideas y criterios respecto de la naciente, pero cuestionada disciplina fotográfica (cfr. Historia de la fotografía, B. Newhall) y de los procedimientos industriales que originaron sendas revoluciones (cfr. The Industrial Revolution, H. Pat).

El contexto de Monet y M. Cassat, aunque en franca decadencia, se trata de una cultura heterorreferencial en la que persiste “lo bello”. Por lo que usarlos como ejemplos para justificar el arte contemporáneo, nihilista y autorreferencial, manifiesta, o, la incomprensión de los hechos históricos, o la bajeza de usarlos para propia causa.

Por lo que la visión rosa y fantástica de un pasado utópico y de conflictos entre rígidos estándares y primaverales rebeldes, no resiste la más mínima indagación científica.

Por último, dejamos constancia de la existencia actual, no solo de una “Real”, sino “Imperial” Academia en san Petersburgo, Rusia, de altísima calidad y exigencia, con interminables solicitudes de acceso a educación de calidad. Apelativos decimonónicos que pueden herir la hipersensibilidad.

Mucha “virtualidad” del academicismo presente, puede retorcer los “nodos” de la lógica y hacer perder el contacto con la realidad y separarse de la gente “real”, que prefiere, indiscutiblemente, el arte (de cualquier tipo y disciplina) que mantiene el contacto con la realidad, es decir, el Arte Real.


p. Rodrigo Miranda IVE

Profesor titular de filosofía, historia y teología del arte y exegesis de la imagen.

Centro de altos estudios e investigaciones culturales, Fossanova.

Ciudad del Vaticano. ITALIA

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